A veces un inocente juego puede encerrar un peligro potencial que resulta difícil de dimensionar como el de los juegos con palos o ramas como fue el caso de la perrita inglesa Maya.

En mis últimas vacaciones, en Panguipulli, al lado del lago,  acompañado por 4 de mis perros caminamos por la orilla disfrutando de una vista espectacular. El día invitaba jugar en el agua por lo que comencé a motivarlos para que se tirasen  a nadar. Era irresistible.

Como no tenía un juguete a mano improvisé con una rama. La tiré hacia el agua a unos 5 metros y mis perros partieron a buscarla.
No era tarea difícil. Les encanta correr a buscar lo que les tire. Y si bien son de rulo entraron felices al agua.
Durante varios días repetimos la rutina y siempre con los mismos resultados.

De vuelta en Santiago buceando en las redes sociales me encontré con un artículo que hablaba del peligro de jugar con palos.
Nuestra rutina lacustre parecía ser del todo peligrosa.
Como todo lo peligroso a veces tienes consecuencias y a veces sales libre de polvo y paja.
Dependes de la suerte.

La alarma se encendió en Inglaterra

Al reflexionar sobre el jueguito y buscar información me encontré con un comentado caso ocurrido en Gran Bretaña con una perrita llamada Maya y que encendió las alarmas entre los veterinarios británicos.

Durante un fin de semana en su habitual paseo al parque, Maya y sus dueños jugaron, entre cosas, a lanzar un pedazo de rama que la perrita fue a buscar y traer reiteradas veces. ¿Quién no lo ha hecho?
Ya en casa, Maya comenzó con una serie de síntomas como dificultad para abrir la boca , rechazar la comida y agua y decaimiento. El maxilar inferior estaba muy hinchado. Preocupados sus dueños partieron al veterinario.

Luego de las radiografías necesarias el veterinario logró determinar que Maya tenía una astilla  incrustada en la laringe, la que estaba provocando una herida profunda y dolorosa.
Buscando información relacionada encontré otros casos similares. Maya no era la única y si bien los palos o ramas podían ser muy divertidos y a veces hasta sabrosos para nuestros peludos los casos con resultados negativos comenzaron a aparecer.  Un simple juego, en algunos casos, terminaba transformado en algo peligroso.

Mi conclusión era demasiado obvia: con todas las pelotas y juguetes que tienen mis perros había sido  una estupidez no bajarlos hasta el lago. El resultado habría sido probablemente mejor y sin peligro.

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1
Te ayudo, guauf
Perritorio responde
Hola!!
Gracias por escribirnos, ¿en qué podemos ayudarte :)?